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Pascualina. Si no por siempre, por mucho tiempo.

martes, 28 de junio de 2011

Nos lo inventamos todo.

Todo, absolutamente todo. Nos inventamos la letra de las canciones cuando no nos acordamos de lo que dicen. Nos inventamos el olor a fresa, porque como las fresas no huelen a nada, hemos sentido la imperiosa necesidad de darles algo con lo que caracterizarlas, con que las gominolas, los medicamentos, los perfumes, todas estas cosas , no huelen a fresa. Huelen a lo que la estupidez humana ha decidido que deberían oler las fresas si tuviesen olor. Nos inventamos todo aquello que nos falta, de lo que escaseamos o que simple y llanamente creemos que debería existir. ¿Quién no se ha inventado de pequeño que tiene una prima, o una amiga, o cualquier cosa que ha ganado el campeonato del mundo mundial de patinaje artístico? Que tire la primera piedra la persona que no ha oído un rumor absolutamente falso sobre ella misma, una parida de esas que no tienen ni pies ni cabeza, que hacen que uno se cuestione la inteligencia humana porque, simplemente uno piensa: ¿Cómo coño se van a creer que yo he hecho eso, si...? Pues bien, queridos, si os ha pasado esto una (o más) veces, eso es por la`pasmosa capacidad de invención del ser humano, que mezclada con la envidia, el rencor, e incluso a veces con las buenas intenciones da lugar a malentendidos que pueden joderte la vida, hundirte en la miseria, y a veces, muy contadas veces , hacerte la persona más feliz sobre la faz de la Tierra.

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